Estratos de eternidad

(Música y argumento de Alberto Alonso)
“Mujeres entrando en la eternidad”. Con esta frase comienza el libreto de este drama. Resulta muy visual e introductoria.
Las mujeres entran cantando al lugar donde está el público, lo cual produce en el espectador una conclusión: “Si ellas están entrando en la eternidad e ingresan donde nosotros estamos, obviamente, también estamos en la eternidad”. Esto que parece superfluo aclarar funciona como un lazo que encierra al público desde el principio. El objetivo es no dejarlo salir hasta que concluya la obra: he aquí el desafío.
Detrás de las mujeres llegan los hombres generando, en mi opinión, una sensación de desprotección.
Entre los que llegan a esta eternidad están los que tiene identidad reconocible, (poetas y filósofos en su mayoría) y los desconocidos (El coro de los olvidados). Cada integrante del coro tiene una historia personal que ha sido trabajada previamente con el cantante-actor. Todos dicen cosas distintas en los corales respondiendo a las inquietudes que tienen con respecto a la situación en la que se encuentran. Cada uno esperaba algo de esto y según corresponda dirán lo que sienten y piensan a medida que se sucedan los hechos.
Los personajes fueron pensados de la forma más variada posible, de modo que los espectadores se encuentren identificados en algo con ellos.
Los diferentes personajes, (poetas y filósofos) discuten y reflexionan sobre la eternidad, mientras los integrantes del coro buscan su lugar sin sentirse identificados con las posturas que se presentan.
Aparecen también la musa de la historia, y personajes que representan al mito, a la poesía y al tiempo. Personajes de ficción que por momentos podrían ser reales.
La escena transcurre en el mismo espacio para el espectador y los actores; el sonido fluye de todas partes generando una sensación de permanente movimiento que hace perder la idea de espacio y tiempo. La aparición en un mismo tiempo de personajes históricamente distantes, donde el hilo temporal no existe, nos remite a la idea de las asociaciones libres que la mente humana produce en sueños. Los personajes verbalizan lo que supuestamente el público puede estar pensando (esta idea está dirigida a que el público se siento identificado con lo que ocurre hasta el final).
Los textos a pesar de ser muy cargados y complejos pueden ser comprensibles para personas que conozcan previamente el discurso de lo personajes involucrados. Igualmente quienes no conozcan estos discursos podrán vivenciar lo que sentirían ante este hecho si les ocurriera. “Esta no es la eternidad que soñé” ¿Dónde está lo prometido?, personas del coro así lo expresan. Volvemos a recurrir a un público activo que piense y no espere que le demos todo resuelto.

Fragmento del libro
"Estética de la ambigüedad. La multimedia como instrumento del discurso -para músicos- (2006)"
De Alberto Alonso

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